El hit noventoso del dúo español Los del Río volvió al ruedo en las últimas semanas gracias a su aparición en una escena memorable de “El caso de Richard Jewell”, la última película de Clint Eastwood. El nacimiento de un tema que hizo mover a multitudes gracias a su popular coreografía, el uso en la campaña por la reelección de Bill Clinton y la vida actual de la musa inspiradora de una de las canciones más escuchadas del planeta.
La canción, que invita a una joven a darle alegría a su cuerpo, tuvo un curioso nacimiento. Pero para llegar hasta él es necesario remontarse hasta fines de los años 60, cuando dos amigos de Sevilla, España, llegan a la capital de su país para probar suerte en el mundo del flamenco. Son los artistas Antonio Romero y Rafael Ruiz, que de a poco comienzan a crecer en el rubro hasta consagrarse. En sus comienzos, cuando compartían tablaos de flamenco con celebridades como Lola Flores, se hacían llamar Conjunto Los Ríos.
“Ese era nuestro nombre, pero un día nos llaman y nos dicen: ‘¿Puede localizar a Los del Río?’. Oye, Los del Río suena hasta mejor, pensamos. Nos quedamos con eso. Sin dudarlo. Aquello fue en una etapa del Madrid maravillosa, en los 70″, explicó sobre sus comienzos Romero en una entrevista televisiva.
Con el tiempo llegaron a recorrer gran parte de su país y de Latinoamérica con composiciones alegres y rítmicas.
Fue a comienzos de la década de los ‘90 en Caracas, cuando durante una fastuosa fiesta que tuvo lugar en la residencia del empresario venezolano Gustavo Cisneros –de la que participó el entonces presidente de aquel país Carlos Andrés Pérez–, conocieron a la musa inspiradora que los convertiría en un furor global. Se trataba de una impactante bailarina venezolana llamada Diana Patricia Cubillán Herrera.
La joven, que además era profesora de flamenco, los deslumbró con sus movimientos mientras el dúo, que había sido contratado para la ocasión, interpretaba su música.
Según contó en numerosas entrevistas la bailarina, fue tal el magnetismo con los españoles y la emoción que sintió el público que el propio mandatario le ofreció una beca para que fuese a perfeccionarse a España.
Poco después, ilusionada, la joven se acercó hasta el Palacio de Miraflores, sede del gobierno venezolano, a reclamar lo que le habían prometido. Pero no tuvo suerte: el presidente la ignoró. Ella, sin embargo, viajó a Europa de todos modos.
Meses después, de regreso en su país, la joven volvió a coincidir con Los del Río, que esta vez tocaban en el Hotel Eurobuilding de Caracas. Sin saber si los sevillanos la recordarían, decidió escribirles un mensaje en una servilleta de papel. Los músicos recibieron el recado y, por supuesto, se acordaban de ella. Entonces la invitaron a subir al escenario a participar de otra actuación deslumbrante.
Aunque con el tiempo las versiones difieren (algunos dicen que las célebres líneas habían nacido en la fiesta privada meses antes, otros que la inspiración surgió en ese show), el dúo le dedicó la frase “dale a tu cuerpo alegría Magdalena”, según explicaron después, porque aquel era un nombre que rimaba con “cosa buena”.
Los hombres después completaron su creación con otras estrofas –que hablan de una joven que engaña a su novio “de apellido Vitorino” con unos amigos– y llegaron a España con la intención de registrarla. Allí se encontraron con que ya existía una composición llamada Magdalena del cantante mexicano Emmanuel y optaron por cambiar la suya por Macarena.
“Empezó como Magdalena, pero como yo tengo una hija que se llama Esperanza Macarena, decidí que se le iba a poner así. También es verdad que le puse Macarena porque la virgen de la Macarena me dijo en un sueño que en nuestras voces iba a ser el nombre más famoso del mundo de la historia”, relató Romero en una entrevista televisiva en 2017.
En 1993 el dúo Los del Río editó el disco A mí me gusta, que tenía como corte de difusión la primera versión de Macarena, en tono 100 por ciento flamenco. El éxito en España fue inmediato: primero ocurrió en la popular Feria de Sevilla y luego en todo el país. A medida que la difusión crecía, empezaron a bailar por todos lados y llegó la célebre coreografía que se hizo mundialmente conocida.
“Yo me inventé el baile con Rafael y con Concha Velasco en los programas que tenía Concha en Antena 3”, dijo Romero sobre los inicios de aquel ritual que luego sería replicado por todo el planeta, un brazo adelante, el otro, uno que cruza, el otro y así hasta el “ahhhh” final.
Integralmente Mujer
Liliana Cedeño💙
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